Como extendiendo las manos en el aire,
sin resistencia alguna,
se extiende mi mirada.
Esta sensación de estar viéndolo todo,
de toserle a los caracoles,
esta sensación tiene un enigma irresuelto
como una cueva subterránea.
Y mientras pueda ver las gentes,
escuchar sus voces y la mía,
seguirá el misterio
de no saber a fondo
cómo crecen las uvas en los pies
de los caminantes,
todos los horizontes,
¡y cómo es que con un beso
se suspenden las miradas!