viernes, 26 de octubre de 2012

Mirando al pico Diego de Ocampo


Mirando al pico Diego de Ocampo



El cielo azul llovió lágrimas oscuras.
Preludió que hoy mis ojos pardos no iban a verte.

Y pensaba llenarte las manos de rosas blancas,    
anhelaba en tus luceros nuevamente verme.








No sé por qué la danza de las ramas llora.
Ignoro esa triste mirada que sopla el viento.
Quizás es que te extrañe con el alma inquieta,
quería ver tus labios sonreír al sol inmenso.

El cielo azul extiende en sus nubes peregrinas
las siluetas de libélulas sin alas ni color,
y el Diego de Ocampo no parece sonreír

y tu voz vacilante la ha calcinado el sol.
¡Ay no apareciste con tus ojitos tristes!
Lejos de tus labios, triste, miro al cielo. 











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