Tierra natal
Los
caballos tienen grandes los ojos,
fuertes los
lomos, anchos los costados.
Y los niños
jinetes no temen sus osados
movimientos,
sus saltos…: ¡caer en los abrojos!
El sol
calienta, al mismo tiempo, las tardes expresivas,
(¿qué
cosa?) los rostros anónimos
(presentándolos
cercanos, pero prójimos
únicamente
somos en las escrituras antiguas).
Otros
hombres pisarán, también, estos verdes pastos,
otros niños
del mismo modo matarán lagartos,
luciérnagas,
mosquitos, hormigas y abejas.
Pero nadie querrá
la luna por dos antojos,
ni
escuchará latidos en negros labios rojos,
ni sentirá
una misma sed en las dos orejas.
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