Mi felicidad
Yo soy un hijo del 65,
mis padres fueron hombres
y mujeres muy valientes:
¡yo no me vendo
por dinero en efectivo,
por cuentas de ahorros,
por cuentas corrientes!
Mi felicidad
no hace en los bolsillos,
nace en las sonrisas
y en las manos calientes
de los que trabajan
día a día por sus familias,
de los que tienen esperanzas,
mi felicidad nace en la gente.
De Poesía necesaria I
En la calle diez
En la calle siete venden drogas,
y yo estoy en la calle diez.
En la calle quince venden drogas,
y yo estoy en la calle diez.
En la calle ocho venden drogas,
en la calle nueve venden drogas.
Yo vivo en la calle diez,
en la calle cuatro vive un cuartel de policías.
¿En todas las calles de este barrio venden drogas?
Yo estoy en la calle diez.
Repito: ¡junto a la cancha, cerca de la escuela,
hay un cuartel de policías!,
¡pero vive y canta, inviolable, la poesía
siempre fuerte, siempre altiva,
siempre levanta su frente, como un dominicano
de veras, como un hijo del 65!,
¡y siempre en la calle diez!
De Poesía necesaria I
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